Pintor

Joven pintor de inspiración cubista, es estudiante de la escuela de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Sigue también clases de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Santiago.

En 1961 participa y obtiene el primer premio en una exposición internacional dedicada a jóvenes artistas y celebrada en Viña del Mar. El reconocimiento le permite exponer sus obras en la Bienal de París en 1962 y obtener una beca en Escuela de Bellas Artes. Este hecho es una revelación que hará de la pintura una componente vital de su existencia a pesar de que sólo pintó en dos períodos de su vida: principio y fin. En la década de 1980 pintó la tragedia y la complejidad física de su enfermedad renal representando cuerpos humanos que evocan a la crucifixión de Cristo de una forma críptica inspirada en la obra de Francis Bacon, a quien conoció en 1977 en la Galerie Lelong de París.

Coleccionista y amante del arte moderno, adquirirá algunas piezas de grandes maestros europeos (Matisse, Modigliani, Dalí o Bacon) y latinoamericanos (Botero, Balmes, Barreda, Solana). Reune también una colección de arte precolombino, muchas de cuyas piezas han sido cedidas al Musée de l’Homme de París. De igual manera, se interesa por el arte tradicional africano mientras recorre la región occidental del continente a principios de los años 80 (Benín, Togo, Níger). Establece amistad con el artista florentino Alfredo Futuro, vínculo que durará hasta su muerte.

Sus hijos Carmen y Samuel, han perpetuado muchas de sus amistades hasta el día de hoy, en particular con Philippe Quidor y Alfredo Futuro. Con quienes Patricio colabora profesionalmente para la agencia V&V en importantes campañas publicitarias.

Patricio Valenzuela nunca expondrá sus obras, limitándose su expresión artística a una creación de orden vital. La producción conocida hasta hoy se compone de una cuarentena de cuadros de gran formato (1 x 2 m). Una primera etapa (1960-1965) orientada hacia el cubismo y la representación de paisajes marinos al estilo de Nicolas de Staël. Y una segunda etapa (1980-1988) —también en lienzos de gran format— notoriamente más violenta y en la cual representa cuerpos extendidos, tachados y desgarrados a través del uso de múltiples colores e intensos juegos de trazos y materiales sobre la tela. Algunas pinturas y montajes fotográficos más complejos realizados al final de su vida representan escenas del golpe militar de 1973 en Chile. Su último cuadro será la representación de una mariposa bajo la forma de una hada (La mariposa encatada hoy).